24/1/10

PALABRAS PARA EL ENCUENTRO


Cuando nos encontramos con los demás intentamos dar lo mejor de nosotros actuando con respeto, sonriendo, estos encuentros son un reflejo de nosotros mismos y actúan de eco haciendo que nos devuelvan de los demás su respeto o sonrisas, como podemos aprender en este cuento.

EL ECO

Cuentan que allá en el lejano Tibet un día un discípulo salió con su maestro de excursión por una senda en la escarpada montaña , de repente el discípulo resbala y a punto de caer grita:"¡Aaagggghhhh!” y de entre las montañas se oye: “¡Aaagggghhhh!, ¡Aaagggghhhh!......”, el pobre discípulo al oír miles de voces que cada vez más bajito repiten lo mismo que él, pregunta: “¿Quién eres?, ¿Por qué te burlas?”, la montaña le responde: “¿Quién eres? ¿Por qué te burlas?, ¿Quién eres? ¿Por qué te burlas?......”.El discípulo mira a un sitio y otro pero allí solo está su maestro y vuelve a gritar: “¡Cobarde sal de tu escondite!”, la montaña rápidamente responde: “¡Cobarde sal de tu escondite!, ¡Cobarde sal de tu escondite!.....”.El discípulo ya muy enfadado coge una piedra para tirársela al que repite una y otra vez lo que él dice, pero su maestro que lo estaba observando dice: “¡Eres magnífico!” y la montaña responde “¡Eres magnífico!, ¡Eres magnífico!...”, el maestro vuelve a gritar: “¡Compartir, perdonar, querer, amar!” y todo el valle responde: “¡Compartir, perdonar, querer, amar!, ¡Compartir, perdonar, querer, amar!.....”.
El maestro le explica: “No hay nada detrás de las montañas” y el discípulo le pregunta entonces: “¿Quién me habla, de quién son esas voces, maestro?”.El maestro con mucha paciencia le pide que se siente y escuche atentamente: “Fíjate bien porque esas palabras son la vida que sale de tu boca, si de ti sale odio, rencor, envidia, egoísmo...eso mismo te devolverá, pero si das alegría, cariño, felicidad, agradecimiento lo mismo recibirás”

(Fuente libro del alumno de 5º Everest)

Nuestras acciones son como el eco, siempre se reflejan y recibimos aquello que hacemos.

A lo largo de su vida Jesús se encontró con muchas persona a las que le dio lo mejor de sí mimo: el amor de Dios. Él convivía y se relacionaba con los demás y en su mayoría se sorprendían por su actitud, pues siempre daba una oportunidad para que cambiasen y mejorasen.


El evangelio deja claro que aquellos que conocían a Jesús transformaban su vida, como Zaqueo(Lc 19,1-10), que después de conocer a Jesús da la mitad de sus bienes, se arrepiente y cambia o como la mujer pecadora(Jn 8,3-11), que cambia su vida cuando Jesús la perdona y salva.


Nosotros podemos imitar a Jesús y actuar como Él, en esta presentación podemos encontrar palabras que utilizamos a diario expresadas al estilo de Jesús y que nos ayudan a caminar a su lado, si aprendemos a utilizarlas como Él nos enseña. 


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