María fue elegida por Dios para ser la madre de su hijo, Jesús.
Ella siempre estuvo a su lado confiando en Él y ayudándolo en su misión.
Los cristianos la veneramos como madre, ella nunca nos deja solos cuando estamos tristes, ella nos cuida y está a nuestro lado al igual que lo hizo con Jesús.
LA VIDA DE MAMÁ MARÍA
María era una joven que confiaba en Dios, vivía en Nazaret, sus papás se llamaban Joaquín y Ana. Ellos siempre habían rezado a Dios.
Cuando María nació, Joaquín y Ana se sintieron muy felices y siendo una niña la presentaron en el Templo de Jerusalén para que sirviera a Dios. María fue una joven amable y humilde, recibió la visita del ángel Gabriel que vino de parte de Dios a anunciarle que había sido elegida para ser la madre de su Hijo Jesús, ella aceptó cumplir su voluntad.
Después de que el ángel Gabriel fuera a verla, María fue a visitar a su prima Isabel para ayudarla hasta que nació su hijo, que de mayor todos lo conocieron como Juan el Bautista.
San José y La Virgen María presentaron a Jesús en el templo como mandaba hacer Dios, allí Simeón y Ana, unos ancianos, reconocieron que Jesús era el Hijo de Dios.
Cuando Jesús tenía 12 años fueron a Jerusalén a la fiesta de la Pascua y se perdió, María y José lo buscaron por todos lados hasta que por fin lo encontraron en el templo.
Durante una boda en Caná a la que habían ido, María, Jesús y los apóstoles se acabó el vino y María pidió a Jesús que los ayudara, allí Jesús realizó su primer milagro.
María estuvo siempre al lado de su Hijo, cuando fue crucificado lo acompañó junto a Juan el discípulo amado por Jesús, María Magdalena y María, la mujer de Cleofás.
Después de morir su Hijo, María se quedó con los apóstoles, el día de Pentecostés cuando reciben la fuerza del Espíritu Santo estaba con ellos.
Ahora ya podemos entender porqué Dios eligió a María para ser la mamá de su Hijo Jesús y ella aceptó cumplir su voluntad.
Todos los que formamos la familia de la Iglesia vemos a la Virgen María como la mamá de Jesús y como la mamá de todos los cristianos y por eso le dedicamos muchas fiestas para celebrar momentos importantes de su vida.
- La fiesta de la Natividad para celebrar cuando nació María.
- La fiesta de la Anunciación para celebrar cuando el ángel Gabriel le anunció que iba a ser la mamá de Jesús.
- La fiesta de la Visitación para celebrar cuando María visitó a su prima Isabel.
- La fiesta de Asunción para celebrar que María subió al cielo con su Hijo Jesús.
Además los cristianos también rezamos a María para pedir su ayuda, para darle las gracias, para pedirle un favor..., y cuando lo hacemos utilizamos oraciones dedicadas a Ella como el Ave María, el Salve o el Magnificat.
Otra de las costumbres que tenemos los cristianos hacia nuestra madre María es, llamarla por muchos nombres, aunque esto suele confundirnos y hay quién cree que es porque hay muchas vírgenes, pero la realidad es que solo está Ella.
Entre los nombres con que la llamamos están: Virgen del Pilar, Virgen de la Salud, Virgen de Fátima, Virgen de Covadonga o Virgen del Carmen. Al conjunto de los distintos nombres que ponemos a la Virgen le decimos Advocaciones Marianas.
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